Gatas singulares #01: Ana Mariscal fue directora, productora, intérprete, pionera y sobre todo, genio y figura.
Tras varias semanas investigando y documentándome para la serie ‘Gatas singulares’, tocaba elegir quién protagonizaría el debut en Musa Madrid. Tenía en mente qué era lo que quería transmitir en esta serie: mujeres madrileñas con vidas insólitas o especiales, pero ¿para qué? Sencillamente para revalorizar y dinamizar sus nombres e historias en las redes … Pues bien, la fuerza, independencia, belleza y heterodoxia de Ana Mariscal me cautivaron desde el primer momento y, aunque haya buceado en otras historias igual de fascinantes, fue precisamente ella la que me inspiró esta serie.
Ana Mariscal, madrileña estudiante de Ciencias Exactas en plena posguerra, probablemente ya estaba en búsqueda de algo más, algo diferente, cuando acompañó a su hermano, el actor en ciernes Luis Arroyo, en un viaje a Roma para el rodaje de la película El último húsar
de Luis Marquina, que le ofreció un papel en la película. Y así, como pasan las cosas que parece que no tienen mucho sentido, Ana Mariscal descubrió su propio talento y pasión.
Foto: El Norte de Castilla
Su protagónico en la película promocional del régimen, Raza
(1941), la encumbró y convirtió en una de las actrices más queridas e importantes de los primeros años cuarenta, pero ya a partir de 1945 su individualismo y fuerte carácter sobresalían por encima de los papeles que le tenían reservados. Probablemente su hazaña más insólita fue llevar el Don Juan de Zorrilla con su propia compañía teatral, precisamente al Teatro Zorrilla de Valladolid, y además de representar a Doña Inés de noche … atreverse con el papel del mismísimo Don Juan Tenorio en las sesiones de tarde. Las reacciones de puristas, envidiosos y timoratos no se hicieron esperar, y la Mariscal tuvo el no-dudoso honor de protagonizar un juicio literario alimentado por la efervescencia intelectual de corrillos, retransmitido incluso por la radio, y del que salió absuelta tras haber sido defendida por el académico Francisco de Cossío, alegando que “Don Juan no es ni un hombre ni una mujer […], sino un símbolo”.
Durante los años 50 quiso fortalecer aún más su individualismo y montó la productora Bosco Films junto a su marido, empeñada en sacar adelante sus propios proyectos … Claro que por la senda del neorrealismo cómico que transitaba Segundo López, aventurero urbano
(1953), su primer largometraje, no consiguió ganarse más que los elogios de la crítica; Segundo López, por cierto, tendrá su propia entrada en la serie ‘Madrid on Screen’, pero eso será otra historia. Una década después ya no podía mantener la productora, aunque antes de cerrar nos regaló la primera versión cinematográfica de El Camino
de Delibes (1963).
No me adentraré en los llamados últimos años de su faceta como actriz, ya que son el paradigma del poco inspirador destino reservado a las actrices que se rebelan, incluyendo la clásica intentona en Sudamérica y otros filmes folclóricos. Ana Mariscal vivió hasta 1995, retirada de los focos, colaborando con guionistas, directores y productores, y paseando con elegancia por sus recuerdos en Cincuenta años de teatro en Madrid
(1984). Por cierto, sólo dos años antes de su muerte vio la luz el libro que había escrito medio siglo antes, llamado Hombres, censurado, y yo… ¡no puedo esperar para conseguir mi ejemplar!
Ver también:
http://www.sgae.es/es-ES/SitePages/EstaPasandoDetalleActualidad.aspx?i=3684&s=0
https://www.elnortedecastilla.es/culturas/teatro/juan-20180102194126-nt.html
https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/junio_01/08062001_02.htm